Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
sábado, 16 de junio de 2012
LA MEMORIA DE MARÍA Y LA NUESTRA
Sábado 8 de junio de 2020, El Corazón Inmaculado de María. “El Evangelio de Hoy”: Lucas 2,41-51
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.” Él les contestó: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Palabra del Señor.
Reflexión.
La fiesta del Corazón de María nos recuerda un rasgo esencial de la vida
cristiana: la memoria martirial. Aunque muchos de nosotros ya no vinculamos la
memoria a la dimensión afectiva de la existencia humana, estas dos realidades
están íntimamente ligadas. Por ejemplo, la palabra re-cordar significa
literalmente “volver a colocar algo en el corazón”. Nuestra memoria está hecha
de alegrías; también de heridas que necesitan ser comprendidas y sanadas. El
evangelio nos propone hoy un texto en el que la memoria cristiana hace realidad
el testimonio martirial en el corazón de María. Ella fue testigo excepcional de
la vida y, sobretodo, de la muerte y resurrección de su hijo. Su memoria es un
testimonio de que no todo está permitido y de que la verdad y la justicia
requieren de un lugar en nuestra mente y sobre todo en nuestra memoria. Hoy
celebramos la excepcional capacidad de esta mujer no sólo de perdonar a los
victimarios, sino también de conservar el testimonio de justicia y verdad.
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