EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 12 de junio de 2012

DAR SABOR E ILUMINAR


 “El Evangelio de Hoy”: Mateo 5, 13-16

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo de un celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así su luz a los hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está en el cielo". Palabra del Señor.

Reflexión

Sin claridad y sin sabor, sin sentido de vida y sin una orientación de por dónde ir, no se  es persona, no se puede vivir dignamente. Los elementos de la sal y de la luz que nosotros conocemos muy bien, son esenciales a nuestra vida. Cuando los médicos nos hacen saber que no podemos consumir sal debido a nuestras enfermedades, cuando cortes de electricidad o “apagones”  se prolongan, probamos la falta que nos hacen estos elementos en nuestra vida.

Hoy día, la sociedad ha  llegado a un estado en el que goza de los recursos  necesarios para no depender de la luz natural del sol, y la sal y otras condimentos se han desarrollado y sociabilizado de manera que no son un problema casi para nadie. Pero nuestra época iluminada por la electricidad y sometida a la producción industrial del alimento, oscurece la realidad humana de los individuos y la realidad social del alimento. Los avances tecnológicos nos han hecho más productivos, pero a la vez más aislados y más egoístas.

Los creyentes somos urgidos a ser presencia humanizadora en medio de pragmatismo económico de nuestro mundo. El Evangelio de Hoy nos invita a romper este cerco de la cultura del consumo y a entrar en comunión con los demás. Podemos ser luz para otros y sabor que le da sentido a tantas realidades sin sentido de la vida cotidiana. Aislados y solitarios, nuestros problemas pueden ahogarnos. Los sufrimientos se multiplican cuando no alcanzamos a compartir nuestras vidas. Ser sal y ser luz significa vivir aportando, sumando, ayudando al otro y a la otra a  valorarse y a confiar en el futuro que Dios con nosotros prepara para todos y todas.

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