EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 9 de marzo de 2012

Acoger el Don de Dios y Defender la Vida


Viernes 9 de marzo del 2012. “El Evangelio de Hoy”: Mateo 21,33-43.45-46

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: vengan, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?"
Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No han leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos." Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.  Palabra del Señor.

Reflexión.

El Evangelio de hoy nos habla de un proceder inadecuado, criminal de unos labradores que habían recibido un trato digno por parte del dueño de las parcelas que cultivaban. Es fácil llegar a la conclusión a la que llegaron los que escuchaban  de Jesús: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Pero lo que busca Jesús no son culpables sino personas capaces de reconocer los signos de la presencia de Dios y de cambiar para gozar de la misericordia del Señor.  Dios no busca la muerte del pecador sino que se arrepienta y viva.

Habitamos un mundo, un universo perfecto, casi todos los males que podemos percibir son causados por nosotros mismos, buscando intereses particulares. Cuantos son los que hoy acechan a los otros para robarle lo poco o mucho que poseen, los que matan para quedarse con lo ajeno, los que despojan a los más débiles valiéndose de su poder, de su tráfico de influencias y sus padrinos oficiales, para engordar sus fortunas… De hecho esta no es una conducta generalizada, pero tiene una gran influencia hoy entre nosotros y causa muchas actitudes de miedo y sobre todo, un ambiente de inseguridad e impunidad que neutraliza el encanto cotidiano.

Somos nosotros, hoy, los responsables de hacer producir vida a este mundo que Dios nos ha entregado. No podemos verlo extinguirse o marchitarlo nosotros mismos bajo excusas de que una golondrina no levanta temporal o de dejarle las cosas a los gobernantes. Dios nos ha proporcionado todo y nos ha enviado a Jesús su hijo para revelarnos el camino de la vida: La fraternidad y la justicia. Si nos seguimos distrayendo o si continuamos optando por hacerle daño a los demás o siendo indiferentes, perderemos la oportunidad de disfrutar de paz, de armonía, de alegría compartida, de salvación. Lo nuestro ha de ser la conversión, para seguir los pasos de Jesús; es vivir la esperanza en medio de nuestra realidad, buscando transformarla de acuerdo con la voluntad de Dios: La vida en abundancia, en igualdad... que Dios y la Virgen nos acompañen… Amén.

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