EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Y SE LES ABRIERON LOS OJOS


“El Evangelio de Hoy”: Mt 9,27-31

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

 

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creen que puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que les suceda conforme a su fe." Y se les abrieron los ojos.

Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca. Palabra del señor.

 

Reflexión

 

Una vida cercana a Jesús y a su propuesta y su modo de vida nos hará ver claramente la realidad y más allá de esta. La ceguera física condiciona a la persona para poderse desplazar y poder reconocer colores, formas, distancias, espacios, etc. ¡Cuánto más la ceguera de conciencia! Ésta impide ver la realidad, mirar más allá de la superficie de las cosas. Probablemente ésta era la realidad de los ciegos que buscaban a Jesús. Tenemos que examinar bien, ¿cuál es nuestra capacidad para ver? Y no conformarnos con ver bultos.

En el tiempo he Jesús eran tantas las vendas que el legalismo religioso e ideológico había colocado sobre los ojos de la gente que les era casi imposible ver las causas de la situación que los oprimía y deshumanizaba.

 

Pero ellos encuentran en Jesús una alternativa, una luz para sus vidas. Jesús responde afirmativamente a la petición de los ciegos. Su fe, es decir, su adhesión incondicional a Jesús les hace ver la luz. Él les devuelve su dignidad de hijos de Dios. Su apertura, su capacidad de cambio (conversión) le permitió aprovechar la presencia de Jesús y su oferta. Su decisión les hiso ver la luz. Al leer y reflexionar este trozo del evangelio nos queda vivir un proceso sincero de conversión, vivir nuestro Adviento de manera verdadera, creer en la promesa de salvación de Dios para poder ir viendo día a día los signos de su presencia en medio de nuestra realidad. Esa será nuestra nueva visión.

martes, 2 de diciembre de 2014

GRACIAS PADRE

“El Evangelio de Hoy”: Lc 10,21-24

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ven ustedes, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron." Palabra del Señor.

Reflexión.

El Evangelio de Hoy nos revela la capacidad de Jesús para admirarse, agradecer a Dios por sus acciones a favor de las personas y glorificarlo al descubrir su grandeza.  Esta capacidad le viene a Jesús del Espíritu Santo quien le llena de sabiduría para discernir o descubrir la presencia de Dios obrando a favor del necesitado. El evangelio de San Lucas señala que Jesús está lleno del Espíritu de Dios. Generalmente se suele confundir la sabiduría con la acumulación de conocimientos, o la memorización de datos que producen poder y prestigio.

Pienso que posiblemente los evangelios han transmitido este dato porque este gesto profético de Jesús debió molestar a los maestros de la ley, sumos sacerdotes, letrados y demás líderes religiosos. ¿Cómo es posible que Dios elija  lo débil del mundo para revelar su sabiduría? Comenzando por Jesús, cuyo origen humano procede de la marginalidad y la pequeñez, del anonimato. Sin embargo, él es quien revela o comunica la sabiduría de Dios a la humanidad. No es lo dominante socialmente lo que necesariamente tiene más valor, sino lo que humaniza, lo que hace trascender y alimenta y sostiene nuestras vidas.


¿Y nosotros hoy a  dos mil años de Jesús, qué podemos aprender de este texto evangélico? Una vez más se hace necesario tener la sensibilidad del Espíritu para descubrir en nuestro entorno la sabiduría de Dios. Tal vez no sea en los grandes centros de formación teológica, sino en las pequeñas comunidades eclesiales o en grupos de oración, y en las comunidades cristianas y sectores parroquiales donde se muestra la revelación de Dios. Oremos al Señor para que nos conceda la sabiduría del Espíritu para descubrir la presencia del Reino en lo sencillo y pequeño de este mundo. Dios nos acompaña.

lunes, 1 de diciembre de 2014

JESÚS QUEDÓ ADMIRADO

  “El Evangelio de Hoy”: Mt 8,5-11

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Les aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos." Palabra del Señor.

Reflexión 

En el Evangelio de Hoy lo constituye un episodio que quiere llamar a la atención a los miembros del pueblo elegido y acompañado por Dios. Un centurión romano -militar, invasor, impuro, pecador- descubre la autoridad de Jesús sobre los males y dolencias que aquejan al pueblo. Por eso le pide a Jesús que sane a su criado, porque tiene autoridad sobre la enfermedad y la muerte, que marginan y aniquilan a la persona humana. Jesús alaba abiertamente la fe del pagano, en contraste con la falta de fe de sus paisanos judíos. ¡Qué difícil es ver más allá de las estructuras de la legalidad y la tradición! No confundamos la fe con las tradiciones y costumbres religiosas. Las prácticas religiosas, como expresión de la fe, son organizadas por las iglesias pero tenemos que continuar escuchando a Jesús en nuestros corazones y aceptando su palabra. La fe, en este caso, es la capacidad de poder ver la profundidad de la persona de Jesús y aferrarse a él como fuente de vida y esperanza.  Abramos el corazón y la mente para reconocer a Jesús en medio de nuestro pueblo. Así daremos pasos hacia adelante.