EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 20 de abril de 2014

HA RESUCITADO

 “El Evangelio de Hoy”: Jn 20, 1-9

Lectura del santo evangelio según san Juan:

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.

Reflexión

La resurrección de Jesús es una gran Noticia. Confirmamos que Dios se complace en la vida. Ya Jesús había dicho que su misión era la de proporcionarnos vida en abundancia. Hoy sabemos que quienes viven como Jesús, siguiendo su ejemplo no mueren pues él es la resurrección y la vida. La muerte no tiene ningún poder sobre él. Está vivo. Ha resucitado y no podemos más que confesarlo y "seguirlo", "persiguiendo su Causa", obedeciendo a Dios,

Creer en la resurrección es afirmar que su enseñanza y su práctica tienen validez eterna y suprema, es necesario, siguiendo a Jesús, luchar a favor de la vida. Creer en la resurrección de Jesús es creer que su palabra, su proyecto y el Reino que anuncia,  expresan el valor fundamental de nuestra vida. Es poder tratar a los que nos rodean con cariño y delicadeza pues son nuestros hermanos y hermanas.

Me parece que nos falta la autenticidad de la fe para poder dejar que el Espíritu del resucitado realmente nos sostenga y anime. Lo importante no es solamente creer en Jesús, sino creer como Él. No es tener fe en Jesús, sino tener la fe de Jesús: su actitud ante la historia, su opción por los pobres, su propuesta, su lucha decidida, su confianza y esperanza hasta el último momento. Que Jesús resucitado nos regale su fuerza renovadora para afrontar nuestra vida con espíritu decidido y combatiente.  Feliz pascua de resurrección.

jueves, 17 de abril de 2014

JUEVES SANTO, VIVAN EN MEMORIA MÍA

“El Evangelio de Hoy” Jn 13,1-15

Lectura del santo evangelio según san Juan:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También ustedes no están limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman "el Maestro" y "el Señor", y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Jesús pasó  la tarde del Jueves Santo, la última tarde de su vida, en Jerusalén en el círculo de sus discípulos, probablemente también en compañía de las mujeres que habían ascendido a la ciudad santa con él. Jesús y sus discípulos celebran la pascua judía. En esta celebración Jesús invita a sus discípulos a rememorar los acontecimientos compartidos hasta ese momento y a asumirlos como un programa de vida y salvación. De todas las palabras y los gestos compartidos esa tarde, los discípulos recuerdan y dan testimonio de la fracción del pan y de la copa de vino compartida. Nosotros hemos tomado esa parte y hemos creado la celebración de la Eucaristía. Así hemos interpretado su exhortación: “Hagan esto en conmemoración mía”, partir y compartir el pan, beber compartiendo la copa. Pero sabemos que lo que Jesús quiere que hagamos en su memoria va mucho más allá de celebrar la Eucaristía como un rito o un culto.

Jesús quiere que vivamos como él vivió, que amemos a los otros sin diferenciaciones como él lo hiso, que perdonemos sin condición alguna cómo él perdonó a los pecadores de su tiempo. Quiere que en memoria suya no mintamos, seamos fieles, y que, sobre todas las cosas, vivamos el mandamiento del amor en fraternidad. “Un mandamiento nuevo les doy, que se amen unos a otros como yo les he amado. Para todo esto, Jesús es nuestro alimento: “tomen, coman todos y todas de él, porque este es mi cuerpo que será entregado por ustedes. Tomen y beban todos de él porque este es el cáliz de mi sangre que será derramada por ustedes”. Su cuerpo y su sangre significan su vida integral. Su trato, su acogida, su cercanía, su capacidad para perdonar y abrir posibilidades a las personas que encuentra en su vida.

Nuestro sacerdocio ministerial ha de ser vivido en este contexto de servicio a los hermanos y hermanas como lo hizo Jesús y como lo simbolizó lavando los pies de sus amigos, él a quien ellos llamaban Maestro y Señor. El Evangelio de Hoy, La institución de la Eucaristía, del sacerdocio servicial y del amor a los demás que hoy celebramos, dan para hablar mucho más que lo que yo he comentado. Pero también sabemos que lo importante es tomar el ejemplo de Jesús y seguir profundizando nuestra respuesta a su llamado a dejarnos alimentar por él y todo lo que Él es y vive.

miércoles, 16 de abril de 2014

MIÉRCOLES SANTO: TRAICIÓN

“El Evangelio de Hoy” Mt. 26, 14-25

Lectura del santo evangelio según san Mateo: 

En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué están dispuestos a darme si se lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. 
El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: vayan a casa de Fulano y díganle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos". Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: les aseguro que uno de ustedes me va a entregar. 
Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es. Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

 Miércoles Santo: La Traición. Si el traicionero fuera uno solamente no fuera nada. Lo malo es que nosotros, cada quien en sus momentos traicionamos el amor que Jesús nos tiene. No es cuestión de entregar a alguien a la muerte sino de vivir de espalda a lo que Jesús nos ha enseñado como fundamental para la vida duradera: la verdad, la fraternidad y la justicia como elementos indispensables en la construcción del Reino de Dios. Cada vez que decidimos hablar mentira por cualquier tontería, en cada ocasión que anteponemos lo material a lo humano, todas las veces que somos indiferentes frente a quienes necesitan de nosotros, traicionamos a Jesús entregándolo a la pasión y a la muerte. Así que dejémonos de condenar a Judas y comencemos a tomar en serio el Evangelio para poder ser fieles a aquél que es capaz de lo que sea por salvarnos. Vivamos hoy la amistad con Jesús y la fraternidad entre hermanos y hermanas.