Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
martes, 16 de agosto de 2022
DIOS SALVA
“El Evangelio de Hoy”: Mateo 19, 23-30
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Créanme; difícilmente
entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un
camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los
cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: "Entonces, ¿Quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Para
los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces le dijo
Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿Qué nos va
a tocar?" Jesús les dijo: "Créanme, cuando llegue la renovación, y el
Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me
han seguido, se sentarán en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.
El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o
tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán
últimos, y muchos últimos serán primeros". Palabra del Señor.
Reflexión.
Este texto deja claro que la participación en el Reino de Dios no es
cuestión de tenencias sino de actitudes. Actitud de acogida confiada y decidida
del mensaje de Jesús, transmitido con palabras, signos y hechos entre la gente
de su tiempo y que debe seguir hoy el mismo estilo. Actitud de
gratuidad y entrega como Jesús. Puedo tener cosas, dinero, propiedades, bienes materiales,
pero eso no me asegura nada, todo lo contrario, me puede apartar de la voluntad
de Dios, si pongo en estos bienes mi confianza y dejo a Dios y su Palabra a un
lado.
El evangelio de hoy contrapone dos actitudes: 1) la de aquellos que ya
dejaron todo por seguir a Jesús, 2) la de quienes siguen haciendo componendas
para “hacer pasar el camello por el ojo de la aguja”. La llamada de Jesús es
clara: ser pescadores de nueva humanidad. Las implicaciones, en cambio, son
complejas, porque comienzan por compartir su estilo de vida y misión, por vivir
en absoluta solidaridad con el prójimo y con el universo y por tener como único
tesoro el amor de Dios. Estas exigencias eran realizadas de diversas maneras
por el grupo de seguidores. Nada de esto es fácil. Vemos que el seguimiento de
Jesús es vivido de manera diferente por cada persona, pero lo importante es
tener la actitud de confianza en la propuesta de fraternidad y justicia que
Jesús aporta pues es esa actitud la que construye la comunidad de hermanos y
hermanas que obedecen a Dios como Padre.
"Entonces, quién
puede salvarse?" Nadie, es Dios quien nos salva por la vida, muerte y
Resurrección de Jesús. Para nosotros es imposible, pero Dios hace hasta lo
imposible por salvarnos. Generosamente Dios se ha despojado para
engrandecernos, asumiendo nuestra historia y renovando todo en Cristo. Somos
llamados a agradecer sinceramente a Dios por salvarnos. Nuestra respuesta debe
ser el asumir confiados y confiadas la actitud de discípulos y discípulas que
siguen al Maestro intentando con todas las fuerzas, aprender de él a obedecer a
Dios.
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