Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
lunes, 17 de enero de 2022
EL AYUNO
“El Evangelio de Hoy”: Marcos 2,18-22
Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le
preguntaron a Jesús: "Los discípulos de Juan y los discípulos de los
fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que
pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras
tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al
novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar
a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja
un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres,
y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.Palabra
del Señor.
Reflexión
Jesús nos ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Acompañados de él
vivimos la experiencia del amor. Amor que se vuelve práctico y que inventa
nuevas maneras de servicio y de vida fraterna. Esa es la práctica que Jesús nos
ha dejado para agradar a Dios produciendo vida entre quienes nos rodean y
nosotros. Cualquier otra práctica, por piadosa y antigua que sea es secundaria,
lo primero es el amor, es el seguimiento de Jesús. El ayuno que Jesús nos ha
enseñado es la cercanía al otro y a la otra, el perdón, la misericordia, la
atención amorosa que transforma y hace presente su Reino. Nuestra penitencia
debe estar orientada por la de Jesús: negarnos a mentir, negarnos a seguir las
corrientes sociales injustas, estar siempre a favor de la vida aunque eso nos
cueste la nuestra y protestar (y ahí puede entrar el ayuno), contra todo lo que
maltrata, disminuye y quita vida.
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