EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 12 de septiembre de 2021

¿QUIÉN DICEN USTEDES QUE SOY YO?

“El Evangelio de Hoy”: Mc 8, 27-35 Lectura del santo evangelio según san Marcos: En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!" Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Miren, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará." Palabra del Señor. Reflexión La Pregunta es decisiva e importante y la hace en Cesarea de Filipo, después de un buen tiempo de convivencia con sus discípulos. “¿Quién dicen que soy yo?” En nombre de todos, Pedro le contesta sin dudar: “Tú eres el Mesías” Por fin parece que todo está claro. Jesús es el Mesías enviado por Dios y los discípulos lo siguen para colaborar con él. Pero Jesús sabe bien que no es así. A sus seguidores les falta aprender algo muy importante. No es lo mismo decir creo que vivir confiando en su amor. Todavía no saben lo que significa seguirlo de cerca compartiendo su proyecto y su destino. Entonces comienza a instruirlos”. No con una enseñanza más, sino algo fundamental que los discípulos tendrán que ir asimilando poco a poco Jesús les habla “con toda claridad”. No les quiere ocultar nada. Tienen que saber que el sufrimiento lo acompañará siempre en su tarea de abrir caminos al reino de Dios. Al final, será condenado por los dirigentes religiosos y morirá ejecutado violentamente. Sólo al resucitar se verá que Dios está con él. Pedro se rebela ante lo que está oyendo. Toma a Jesús consigo y se lo lleva aparte para “increparlo”. Había sido el primero en confesarlo como Mesías. Ahora es el primero en rechazarlo. Quiere apartar a Jesús de ese absurdo. No está dispuesto a que siga ese camino. Por eso Jesús ve en Pedro al tentador, “Ponte detrás de mí, Satanás” vuelve a ocupar tu puesto de discípulo. Deja de tentarme. “Tú piensas como los hombres, no como Dios” Entonces les dice a todos, “el que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga” Seguir a Jesús no es obligatorio. Es una decisión libre de cada uno. Pero hemos de tomar en serio a Jesús. No bastan confesiones fáciles. Si queremos seguirlo en su tarea apasionante de hacer un mundo más humano, digno y dichoso, hemos de estar dispuestos a dos cosas. Primero, renunciar a proyectos o planes que se oponen al reino de Dios. Segundo, aceptar los sufrimientos que nos pueden llegar por seguir a Jesús e identificarnos con su causa.

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