Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
jueves, 8 de julio de 2021
LO RECIBIDO GRATIS, DENLO GRATIS
Evangelio de hoy: Mt 10, 7-15
Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Vayan y proclamen que el reino
de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos,
echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis. No lleven en la faja
oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de
repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando
entren en un pueblo o aldea, averigüen quién hay allí de confianza y quédense
en su casa hasta que se vayan. Al entrar en una casa saluden; si la casa se lo
merece, la paz que le desean vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá
a ustedes. Si alguno no los recibe o no los escucha, al salir de su casa o del
pueblo, sacudan el polvo de los pies. Les aseguro que el día del juicio les
será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.» Palabra del Señor.
Reflexión
Si analizamos cómo vive la Iglesia hoy la misión encomendada por Jesús,
vamos a encontrar una gran variedad de prácticas, las mayorías apartada de las
recomendaciones del Maestro. Ser apóstol es salir con lo recibido gratis para
ponerlo gratuitamente al servicio de la comunidad. El envío misionero consiste
en anunciar que el Reino Dios está cerca. Un Reino que se hace visible cuando
los ciegos ven, los cojos caminan, los tristes cantan, los temerosos confían,
los abatidos recobran la esperanza, los desempleados trabajan y los pobres
entonan el magníficat de la dignidad de los hijos de Dios.
Tenemos que encontrar la manera de que nuestra fe vivida como una misión
comunitaria, vaya corrigiendo los males de nuestro tiempo. ¿Cuáles son los
ciegos que deben ver, los cojos que deben que deben caminar, los tristes que
deben cantar, los temerosos que deben confiar; conocemos los desempleados de
nuestras comunidades y hacemos algo por ellos, cuál es la realidad de los
pobres al interior y fuera de nuestras comunidades cristianas? Sabemos que
ninguna comunidad tiene la solución para todos los problemas, pero Jesús nos
envía, tenemos que ir humildemente en su nombre y accionar: vivir nuestra
misión como un acompañamiento mutuo sin prejuicios de manera que podamos ser
acogedores y fraternos, al estilo y modo de Jesús.
No se trata de que la comunidad escoja a unos cuantos y los segregue del
común de los fieles para especializarlos, sino de que todos y todas nos
sintamos discípulos enviados por Jesús, como misioneros activos, en medio de
nuestras familias y comunidades, para que sientan que el amor de Dios y la
solidaridad nuestra, conducen y sostienen en la búsqueda de solución de los
problemas…
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