Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
sábado, 5 de junio de 2021
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“El
Evangelio de Hoy”: Mc 12, 38-44
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la
gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio
ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en
las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de
las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más
rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas,
observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad;
se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les
dijo: "Les aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las
ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero
ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para
vivir." Palabra del Señor.
Reflexión
El contraste entre las dos escenas no
puede ser más fuerte. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a
los dirigentes religiosos: “¡Cuidado con los letrados!”, su comportamiento puede hacer mucho daño. En la
segunda, llama a sus discípulos para que tomen nota del gesto de una viuda
pobre: la gente sencilla les podrá enseñar a vivir el Evangelio.
Es sorprendente el
lenguaje duro y certero que emplea Jesús para desenmascarar la falsa
religiosidad de los escribas. La religión les sirve para alimentar fatuidad.
Hacen “largos rezos” para impresionar. No crean comunidad, pues se colocan por encima de todos. En el
fondo, solo piensan en sí mismos. Viven aprovechándose de las personas débiles
a las que deberían servir. Marcos no recoge las palabras de Jesús para condenar
a los escribas que había en el Templo de Jerusalén antes de su destrucción,
sino para poner en guardia a las comunidades cristianas para las que escribe.
Los dirigentes religiosos han de ser servidores de la comunidad. Nada más. Si
lo olvidan, son un peligro para todos. Hay que reaccionar para que no hagan daño.
En la segunda escena,
Jesús está sentado enfrente del arca de las ofrendas. Muchos ricos van echando
cantidades importantes: son los que sostienen el Templo. De pronto se acerca
una mujer. Jesús observa que echa dos moneditas de cobre. Es una viuda pobre,
maltratada por la vida, sola y sin recursos. Probablemente vive mendigando
junto al Templo. Conmovido, Jesús llama rápidamente a sus discípulos. No han de
olvidar el gesto de esta mujer, pues, aunque está pasando necesidad, “ha echado todo lo que tenía para vivir”.
Mientras los letrados viven aprovechándose de la religión, esta mujer se
desprende de todo por los demás, confiando totalmente en Dios. Su gesto nos
descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios,
gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No
conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en
ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia. Igual sucede con
muchas mujeres hoy.
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