“El Evangelio de Hoy”: Jn 2, 1-11
Lectura del santo evangelio según san Juan
"Al tercer día se celebraron unas bodas en
Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. También fueron invitados a la
boda Jesús y sus discípulos. Y, como faltase el vino, la Madre de Jesús le
dijo: No tienen vino, Jesús le respondió: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí?
Todavía no ha llegado mi hora. Dijo su Madre a los sirvientes: Hagan lo que él
les diga. Había allí seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones
de los judíos, cada una con capacidad de dos o tres metretas. Jesús les dijo:
Llenen de agua las tinajas: Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Saquen
ahora y lleven al maestresala. Así lo hicieron. Cuando el maestresala probó el
agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía, aunque los sirvientes que
sacaron el agua lo sabían, llamó al esposo y le dijo: Todos sirven primero el
mejor vino, y cuando ya han bebido bien, el peor; tú, al contrario, has guardado
el vino bueno hasta ahora. Así, en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de sus
milagros con el que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él". Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Los 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de
Lourdes, la Iglesia celebra la jornada mundial de los enfermos. Es una manera
de invitarnos a ser solícitos y solidarios con quienes, por enfermedad o vejez,
ya no nos pueden acompañar en nuestras actividades comunitarias. La oración por
los enfermos nos aproxima a ellos en un movimiento caritativo fraterno que nos
enriquece. Se trata de preguntarnos junto a los enfermos, ¿qué es lo que nos
hace disfrutar de la vida? ¿Cómo podemos gustar de la vida? A partir de la
práctica de Jesús, el evangelio de esta fiesta de Nuestra Señora de Lourdes,
nos invita a aportar la alegría y el sentido a la vida, viviendo la fe y la
caridad fraterna.
El Tema del mensaje del Papa para esta Jornada 2021
es: Uno solo es su Maestro y todos ustedes son
hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento
del cuidado del enfermo. Queridos hermanos
y hermanas: Es un momento propicio para brindar una atención especial a las
personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados
a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades. Pienso, en particular, en quienes sufren en todo el mundo los
efectos de la pandemia del coronavirus. A todos, especialmente a los más pobres
y marginados, les expreso mi cercanía espiritual, al mismo tiempo que les aseguro
la solicitud y el afecto de la Iglesia.
Estemos atentos como la Virgen a las necesidades de los más necesitados. Acerquémonos con cuidados delicados a los enfermos, escuchemos sus palabras y digamos lo que pueda significar un alivio para los que sufren. Las enfermedades pasarán y los buenos tiempos evolucionarán hasta la eternidad. Aún está pendiente el mejor vino para la humanidad, especialmente para los que sufren alguna condición dolorosa. Así que estemos pendiente a lo que Jesús nos pueda decir para hacerlo como nos dice La Virgen. Buena jornada del enfermo.
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