EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 24 de diciembre de 2020

NOCHE BUENA

“El Evangelio de Hoy”: Lc 1,67-79 Lectura del santo evangelio según san Lucas: En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz." Palabra del Señor. Reflexión Esta noche es ¡Noche Buena! Desde el primero de diciembre nos venimos preparando con el Adviento que terminamos hoy, para desde esta noche iniciar las celebraciones de la Navidad. Ya los cristianos estamos de fiesta, pues celebramos el nacimiento de Jesús. Es la fiesta del Dios hecho humanidad, que ha decidido hacerse hombre para vivir entre nosotros. El júbilo es grande, porque el nacimiento de un niño pone a Dios en medio de nosotros como maravillosa manifestación de su amor. En la Palabra de Dios que leemos hoy vemos con claridad la opción de Dios a favor de su pueblo, que en respuesta abre el corazón a sus mandatos. Nosotros también tenemos que vivir nuestro proceso de fe, pendiente de los acontecimientos que Dios produce en nuestras vidas. Si nos descuidamos o distraemos, podemos pasarnos toda nuestra vida sin disfrutar de la presencia salvífica del “Dios-con-nosotros”. Reconociendo el paso de Dios por nuestra vida y su compromiso con nuestro pueblo, podremos testimoniar, con palabras y acciones, nuestra fe y nuestra esperanza. Así, Zacarías anuncia cuál será la misión de su hijo Juan Bautista: preparar la venida del Mesías, lograr un pueblo bien dispuesto a recibirlo. Con esta reflexión estamos concluyendo el Adviento. ¿Nos sentimos preparados para recibir las novedades que Dios nos propone? Abramos nuestros corazones a su presencia y acojamos con alegría y esperanza al Enmanuel. Que tengan feliz cena de Noche Buena.

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