Lectura del santo evangelio
según san Lucas:
Yendo Jesús camino de
Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo,
vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le
decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros." Al verlos, les
dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes." Y, mientras iban de
camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió
alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús,
dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo:
"¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha
vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo:
"Levántate, vete; tu fe te ha salvado." Palabra del Señor.
Reflexión
El texto evangélico de la
sanación de los diez leprosos nos revela la solicitud de Jesús por los necesitados.
La misión de Jesús es la de mostrarnos el amor de Dios. Jesús muestra este amor
a través de gestos concretos, respondiendo a las necesidades de las personas.
Nuestro Dios no estará tranquilo hasta no ver a su pueblo sano, contento y
lleno de fuerza para forjar su historia. Pero no siempre somos capaces de ver
los signos de la presencia de Dios en nuestro mundo, acompañando, sanando,
consolando e inspirando a sus hijos. Nos entretenemos en múltiples asuntos
pasajeros y no somos capaces de ver el paso de Dios por nuestras vidas ni de
reconocer su servicio amoroso a nuestro favor, como el samaritano que regresa,
agradece y manifiesta su interés de trabajar al lado de Jesús y en su misión.
Los cristianos tenemos
que preguntarnos por qué no alcanzamos a disfrutar de la obra salvadora de
Dios. Por qué Jesús no ejerce ninguna influencia determinante en nuestra vida.
Porque no reconocemos en Jesús al Dios con nosotros. Creo que, de cara a
nuestros hermanos y hermanas, estamos llamados a lo mismo: reconocerles y
aliviarles sus males en el nombre de Jesús. Así que pidamos la luz del Espíritu
de sabiduría para vivir la sana sensibilidad frente a quienes padecen un mal. Ánimo…
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