Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
jueves, 5 de noviembre de 2020
DIOS SE AFANA EN SALVARNOS
“El Evangelio de Hoy”: Lc 15, 1-10
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publicanos
y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre
ellos: "Ese acoge a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo
esta parábola: "Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una,
¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la
encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros muy contento; y
al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
"¡Felicítenme!, he encontrado la oveja que se me había perdido". Les
digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara
y barre la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra? Y cuando la
encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicítenme!, he
encontrado la moneda que se me había perdido". Les digo que la misma alegría
habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta". Palabra
del Señor.
Reflexión
La conciencia del esfuerzo de Dios por salvarnos y
la conversión que el reconocimiento del amor de Dios genera en nosotros,
conduce a la alegría, a participar del Reino de Dios de manera consciente y
libre. Nos mueve asumir la vida como una fiesta compartida. Es por eso que
Jesús insiste en este tema. Existe una conversión vista desde las instituciones
religiosas, las iglesias que organizan la práctica religiosa de quienes
integran sus filas. Para estas tradiciones, convertirse equivale a cumplir con
lo mandado, observar la vida diseñada en esa iglesia. Por eso se harán
llamados constantes a la conversión vista como integración a tal iglesia, grupo
o tradición religiosa.
Pero la conversión de que nos habla el Evangelio es
otra, es la conversión al Evangelio, a la voluntad de Dios. Esta conversión es
más exigente. Consiste en estar atento a lo que Dios nos dice, escuchar la voz
de Dios que nos habla en la realidad cotidiana y en todos los acontecimientos
de nuestra historia. Al escuchar a Dios estamos listos para hacer su voluntad
de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas. Es una práctica seria de
atención al evangelio que nos envía en misión, no anunciar condena de parte de
Dios sino, anunciar su misericordia, su ternura y cercanía. Anunciar la alegría
de haber reconocido el amor que Dios nos tiene y nuestra fe en su promesa de
salvación desde ya y para siempre.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario