Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
jueves, 29 de octubre de 2020
VIVE SU MISIÓN CON ALEGRÍA
“El Evangelio de Hoy”: Lc 13, 31-35
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a
decirle: "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte." Él
contestó: "Vallan a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré
curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y
mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de
Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que
se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca
reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no han querido. Su casa se le quedará
vacía. Les digo que no me volverán a ver hasta el día que exclamen:
"Bendito el que viene en nombre del Señor. Palabra del Señor.
Reflexión
A Jesús se lo advirtieron muchísimas veces, si no
te cuidas te van a matar. Pero Jesús en vez de cuidarse, de callarse unos
meses, de irse a pueblecitos más alejados hasta que se calmara un poco el
asunto, continuó como si nada, acercándose a Jerusalén. Por decirlo así, Jesús
se acercó al peligro, Él se lo buscó. Al denunciar los poderes, al liberar los
oprimidos por “demonios” y al sanar los enfermos; está anunciando la presencia
del Reino de Dios, despertando la esperanza de los necesitados. A través de la
imagen de la gallina que arropa a sus polluelos, desvela la realidad de
violencia, persecución y muerte que circunda a Jerusalén.
Jesús se muestra profundamente sensible e indignado
frente a los sufrimientos de su pueblo impotente y desprotegido en una sociedad
violenta e insegura, como las nuestras hoy. La realidad de hoy nos exige vivir
una actitud profética al estilo de Jesús, denunciadora de los hechos de
violencia y muerte que acontecen a diario en nuestros campos y ciudades.
Nuestra manera de vivir la fe y la vida integral ha de ser una propuesta, en sí
misma, de amor, paz y justicia. Una actitud profética que revele la bendición
de Dios. Eso es la vida Jesús. No vino a ser servido, no vino a cuidarse, a
defenderse ni a salvarse, vino a salvarnos.
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