“El Evangelio de Hoy”: Lc 10, 1-12
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y
dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares
adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros
pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que los mando como
corderos en medio de lobos. No lleven talega, ni alforja, ni sandalias; y no se
detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan primero: "Paz
a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz;
si no, volverá a ustedes.
Quédense en la misma casa, coman y beban de lo que
tengan, porque el obrero merece su salario. No anden cambiando de casa. Si
entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan, curen a los
enfermos que haya, y digan: "Está cerca de ustedes el reino de Dios."
Cuando entren en un pueblo y no los reciban, salgan a la plaza y digan:
"Hasta el polvo de su pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos
sobre ustedes. De todos modos, sepan que está cerca el reino de Dios."
Les digo que aquel día será más llevadero para
Sodoma que para ese pueblo." Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos envía a comunicar la paz, a
mejorar la vida de los demás, a promover la justicia y la fraternidad como
elementos fundamentales para disfrutar de paz. Para vivir esta misión
necesitamos poner la confianza en el que nos envía y no en los recursos que
podamos aportar.
Existe, también, la concepción romana u occidental
de “la paz que se identifica más con la tranquilidad, con la ausencia de
conflicto y frustraciones. Este tipo de tranquilidad es indispensable para el
desarrollo de la actividad comercial y política, pero no hace demasiado énfasis
ni en el bienestar ni en la felicidad”. Sino que calcula lo que más conviene
formalmente para que haya un ambiente favorable a las relaciones y actividades
sociales y económicas.
El texto evangélico de hoy “nos propone una
paz que es la síntesis y la superación de estas dos anteriores, porque el
bienestar, la tranquilidad y la felicidad se alcanzan a partir del amor
universal y de la justicia solidaria”. Practicando el evangelio y
llevándolo a los demás como estilo de vida, vamos construyendo esta paz que
Jesús nos ofrece y que él mismo vivió, aun en medio de sus pruebas y sufrimientos.
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