Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
miércoles, 23 de septiembre de 2020
LA AUTORIDAD ES EL AMOR
“El Evangelio de Hoy”: Lc 9, 1-6
Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio
poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego
los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
"No lleven nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero;
tampoco lleven túnica de repuesto. Quédense en la casa donde entren, hasta que
se vayan de aquel sitio. Y si alguien no los recibe, al salir de aquel pueblo
sacúdanse el polvo de los pies, para probar su culpa". Ellos de pusieron en camino y fueron de aldea en
aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes. Palabra del Señor.
Reflexión
Se nos recuerda que Dios envió a Jesús al mundo con la misión de anunciar el Reino de
Dios, y, para llevarla a cabo, él envía a sus discípulos con poder y autoridad.
El poder que él les transmite es el de amar incondicionalmente a todos los
seres humanos, especialmente a los pobres y pecadores. La autoridad es la que
nace de una interpretación transformadora de la Escritura. A diferencia del
poder de dominación que todos los grupos religiosos y políticos utilizan para
manipular a las demás personas, Jesús ejerce un poder restaurador que
reconcilia a los seres humanos entre sí, con la naturaleza y con Dios.
Los discípulos no tienen que inventar nada, su
misión no es propia, aunque deben realizarla desde lo que son y sienten. Su
misión es continuación de la que Jesús realiza: luchar contra el mal, sanar las
dolencias, liberar de las esclavitudes y anunciar la Buena Noticia. La
exigencia es la misma que él asume: libertad en el camino y gratuidad en la
casa. Han de recordar siempre el modo de vida, la manera como Jesús vive y
actúa. El anuncio es acompañado de signos, de iniciativas comunitarias
tendentes a dejar ver la presencia de Dios actuando a favor de su pueblo. Estos
signos muestran también la fuerza comunitaria transformadora de todo aquello
que daña la dignidad humana y la construcción de una fraternidad capaz de
superar toda miseria y todo sufrimiento gratuito y sin sentido.
Finalmente, Jesús exige a sus seguidores ser
sencillos, humildes, pobres (como él). El exceso de equipaje y de medios
retrasaría la actividad evangelizadora. La construcción de casas propias les
haría instalar y distraería de lo fundamental. El evangelio que los discípulos comunican
cambiará la situación de todas las personas que lo acepten y lo practiquen.
Como discípulos de Jesús tenemos la oportunidad y la misión de llevar su
mensaje reconciliador, dignificante a todas las situaciones y lugares, para que
la autoridad de la libertad y el poder del amor transformen todas las
situaciones que no responden a la justicia y la fraternidad que expresan la
presencia del Reino de Dios.
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