EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 17 de agosto de 2020

PARA LLEGAR HASTA EL FINAL




“El Evangelio de Hoy”: Mt 19, 16-22         

Lectura del santo evangelio según San Mateo:

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos." Él le preguntó: "¿Cuáles?" Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo." El muchacho le dijo: "Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?" Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo." Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico. Palabra del Señor.

Reflexión

Hay un doble interés manifiesto en “El Evangelio de Hoy”: Jesús quiere instruir a sus discípulos, y el evangelista a su comunidad, sobre la actitud que debemos tener los cristianos frente a la riqueza y la pobreza. El diálogo inicial sobre lo que debemos hacer para alcanzar la salvación se mueve en la lógica de lo que todos ya saben. Cumplir los mandamientos. Algo que el joven rico ha hecho y bastante bien. Sin embargo, la pregunta clave es la que se encuentra en la mitad del relato: ¿Qué me queda por hacer? Jesús propone la perfección. : "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo."

No basta con cumplir, hay que vivir de corazón la fraternidad y la justicia. Se puede ser buena persona cumpliendo las normas básicas de la religión o la sociedad, pero sólo es verdadero cristiano quien comparte con los pobres su riqueza y con Jesús su vida. Pobreza y seguimiento entran en conflicto con la riqueza del joven. Para tristeza de todos, triunfa la riqueza. No comprendió el joven que en Jesús y los pobres estaba su gran tesoro, y que por éstos vale la pena dejarlo todo. Es a nosotros a quienes nos toca preguntarnos hoy por lo que nos falta para vivir la confianza total en el Dios de la Vida y sentir paz. Dios nos acompañe.

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