Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
lunes, 24 de agosto de 2020
BARTOLOMÉ APÓSTOL
“El Evangelio de Hoy”:
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice:
"Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos
encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó:
"¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y
verás." Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen
a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta:
"¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió:
"Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le
contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has
de ver cosas mayores." Y le añadió: "Yo les aseguro: verán el cielo
abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre. Palabra del Señor.
Reflexión
Celebramos hoy la fiesta de San Bartolomé Apóstol. Nada sabemos sobre él
que no sea lo que nos dice este texto del evangelio de hoy. Pero lo importante
de San Bartolomé y de los demás Apóstoles es que continuaron la misión de Jesús
y por ellos nosotros conocemos la vida y la obra de nuestro Maestro.
Al igual que Bartolomé y los Apóstoles en general, de nosotros,
cristianos de hoy, se espera que demos seguimiento a la obra
misionera de Jesús, mostrando el amor sin fronteras de Dios presente
en nuestra historia para salvarnos.
¿Hemos escuchado a Jesús opinando sobre nosotros? “ahí tienes a una
persona de verdad en quien no hay engaño”. Dejemos que las palabras de Jesús nos
sorprendan. Posiblemente estemos muy distraídos en nuestros afanes cotidianos.
Nuestros planes no siempre coinciden con los de Dios, pero Dios cuenta con
nosotros para la instauración de su Reino. ¿Cuándo, dónde y cómo nos ha
conocido Jesús? Desde siempre, donde quiera y desde dentro de nosotros mismos
donde habita Dios. Si nos abrimos a su acompañamiento desarrollaremos
inmensamente nuestras potencialidades humanas hasta participar de la vida
divina.
Como a Bartolomé, muchas veces nos sorprende el llamado que nos hace
Jesús desde su Palabra en medio de los innumerables problemas que nos abruman.
El evangelio nos sorprende muchas veces a la sombra del árbol de la
desesperanza y nos conduce al árbol de la vida, donde siempre es posible
discernir el presente y tomar una decisión acorde con la voluntad de Dios. No
nos dejemos reducir por nuestras tendencias individualistas, dejemos que Dios
haga de nosotros personas de verdad, libres y abiertas a la trascendencia.
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