Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
jueves, 23 de julio de 2020
DEJÉMONOS AMAR Y ENSEÑAR
“El Evangelio de Hoy”: Mt 13, 10-17
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le
preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas?"
Él les contestó: A ustedes se les ha concedido conocer los
secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y
tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso
les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.
Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
Oirán con los oídos sin entender; mirarán con los
ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de
oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni
entender con el corazón, ni convertirse para que yo les cure.
Dichosos sus ojos, porque ven, y sus oídos, porque oyen!
Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no
lo vieron, y oír lo que oyen y no lo oyeron. Palabra del Señor.
Reflexión
Continuamos la lectura del capítulo 13 de San Mateo. En
esta parte del texto, Jesús responde a la inquietud de sus discípulos
explicando el sentido esencial de la parábola. Son pocas las parábolas
explicadas en los evangelios. ¿Por qué les hablas en parábolas?" En
las parábolas la gente pobre entiende las comparaciones de la cotidianidad, de
la experiencia, de lo pequeño de cada día. Semillas, levaduras, sal, comidas,
campos, tesoros escondidos, redes, pescas. Jesús les va a decir que en esas
cosas de la vida está el dinamismo más precioso de la historia, el dinamismo
del reinado de Dios.
La sabiduría de Dios crece en la medida en que la
cultivamos; si tenemos poca o ninguna, incluso ese poco se puede perder. Por
esa razón se evocan las palabras del profeta Isaías que encuentra la causa de
la ceguera y sordera de su pueblo en la obstinación de sus líderes, que
insisten en llevarlos por camino de violencia e injusticia. Por la misma razón,
el aprendizaje que realizan quienes siguen a Jesús consiste en una apertura
progresiva a la sabiduría de Dios que se manifiesta en la vida del pueblo pobre
y sencillo. Dios nos acompaña con amor y ternura, dejémonos amar y
enseñar.
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