EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 2 de julio de 2020

ÁNIMO HIJO




“El Evangelio de Hoy”: Mt 9,1-8

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: "¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados." Algunos de los escribas se dijeron: "Éste blasfema." Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: "¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados -dijo dirigiéndose al paralítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."  Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad. Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy nos presenta un episodio de la actitud sanadora y solidaria de Jesús. En la cultura de Jesús la parálisis, como otras enfermedades, eran consideradas consecuencia del pecado de generaciones anteriores; las personas que las padecían estaban excluidas de la vida social, económica y religiosa. Sanarlo significaba restablecerlo, perdonarlo al mismo tiempo. Tal vez lo que más les incomoda a los letrados es la dignificación que Jesús hace de las personas que han sido tiradas fuera por las estructuras del poder y los preceptos religiosos. La curación genera asombro en los vecinos; pero más que eso, es importante rescatar la actitud de alabanza por el perdón y la curación de uno de los de su comunidad.

Es importante reconocer hoy, también, a las personas que son capaces de hacer algo por los demás. No nos dejemos influenciar por los grupos de poder quienes llaman agitadores y farsantes a los que defienden las causas de los más empobrecidos. Es urgente volver la mirada sobre el carácter profético de la fe cristiana, tenemos que mostrar signos y gestos de todo tipo que indiquen que nosotros seguimos a Jesús y aprendemos de su práctica de fe. En vez de seguir la sociedad de consumo, y de mercado, centrémonos en Jesús.

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