EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 30 de junio de 2020

CONFIAR EN EL MAESTRO




“El Evangelio de Hoy”: Mt 8,23-27

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: "¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!" Él les dijo: "¡Cobardes! ¡Qué poca fe!" Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!" Palabra del Señor.

Reflexión

Mientras que Jesús está muy tranquilo descansando, sus seguidores están temblando del miedo e inquietos ante las dificultades confrontadas desde los inicios de su seguimiento. Hoy sabemos que se trata de las dificultades que afrontaron las comunidades cristianas nacientes, después de la muerte y resurrección de Jesucristo. Las persecuciones, encarcelaciones y muertes que sufrieron los creyentes en momentos concretos de los inicios del cristianismo.

El Evangelio de hoy también quiere ser un llamado de atención a los seguidores de Jesús, a nosotros. ¿A quién acudimos cuanto tenemos dificultades? ¿Vivimos nuestra fe en Jesús o nos olvidamos de Él? Quienes optan por Jesús no tienen otra alternativa que acudir a él como Salvador y Maestro. Cuando la fe es vulnerable a tantas propuestas, se hace urgente volver al evangelio como fuente innegociable de todo comportamiento humano; volver a Jesús y su Palabra, despertarlo para que nos ayude a manejar las turbulencias del mal, las contrariedades, conflictos y proyectos generadores de pobreza e injusticia.

¿Cuáles son, hoy, las fuentes de nuestras inquietudes y miedos? ¿Qué nos amenaza? Acerquémonos, entonces, con humildad a Jesús y digámosle que nos dé la fuerza suficiente para superar toda tormenta y que acreciente nuestra fe, para no ceder ante propuestas que nos deshumanicen. No tengamos miedo de acudir a Jesús en busca de ayuda, “sálvanos Señor”. Mantengamos vinculados los unos y los otros desde las enseñanzas y las prácticas de Jesús.

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