EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 5 de mayo de 2020

CREER PARA SABER

“El Evangelio de Hoy”: Jn 10, 22-30 Lectura del santo evangelio según san Juan: Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente." Jesús les respondió: "Se lo he dicho, y no creen; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, porque no son ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. Palabra del Señor. Reflexión Cómo nos va en la cuarentena por el covid19? No olvidemos que estos asuntos hay que vivirlo con conciencia, despiertos, de lo contrario, cualquier día nos cansamos y nos distraemos, echando por el suelo lo logrado hasta este momento. Parte del Evangelio de Hoy ya lo habíamos reflexionado el domingo pasado. Jesús responde de manera contundente a los líderes judíos que lo exasperan con sus preguntas. Para poder reconocer a Jesús como el enviado, el Mesías, el Hijo de Dios y Salvador, hay que escucharle y sentirse atraídos por Él, llamado a seguirle y dispuestos a hacerlo con alegría, con sentido fraterno y entusiasmo. Los dirigentes judíos no lo reconocen pues están concentrados en cumplir con su religión, sin tomar en cuenta a sus hermanos y hermanas. Solo le interesa la formalidad y la tradición religiosa, sin novedad, sin creatividad, sin vida. Al evangelista San Juan le gusta enfatizar la relación existente entre Jesús y su Padre Dios, relación de unidad: “mi Padre y yo somos una sola cosa”. Avanzamos en el tiempo Pascual, el Señor nos confirma en la fe y refuerza nuestro compromiso. En el evangelio de hoy, marcado por el conflicto con los jefes del pueblo judío, Jesús insiste en la necesidad de escuchar su voz, Él nos conoce y nosotros somos llamados a seguirlo. Conocimiento mutuo, atención a lo que dice Jesús. Esa es la relación que debe existir entre nosotros, creyentes y Jesús, Maestro de amor. Diálogo basado en un conocimiento mutuo. La misión de Jesús en el mundo es la de dar la vida y superar la muerte. La suya es también nuestra misión. Jesús es capaz de entregar su propia vida en misión, con toda su confianza puesta en Dios. Por eso podemos confiar en él hasta siempre pues su misión siempre será darnos vida en abundancia. Ahora que la muerte campea por unos países más que en otros somos urgidos a poner nuestra confianza en el Señor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario