EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 22 de abril de 2020

ACOGER LA LUZ




“El Evangelio de Hoy”: Jn 3,16-21

Lectura del santo evangelio según san Juan:

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Palabra del Señor.

Reflexión

“No hay mayor amor que dar la vida por sus amigos”, había afirmado un día Jesús a sus discípulos. En el Evangelio de Hoy nos lo recuerda y nos dice que esa ha sido la muestra del amor de Dios por nosotros, la entrega de su propio hijo como muestra de amor. Ahora podemos optar por la vida aún en medio de la pandemia que amenaza de muerte y nos mantiene en cuarentena. Esta manera de Jesús enseñar contradice la manera judía en el sentido de que destaca la misericordia y la compasión de Dios, mientras que hasta entonces se enseñaba el cumplimiento de la ley como camino de salvación.

Se sigue afirmando la libertad humana para optar por lo que quiere. Dios ofrece luz, vida, alegría; nosotros podemos rechazarlo prefiriendo la oscuridad y la muerte.  No seamos cabeza dura ni nos dejemos llevar por curiosidades estériles, se nos está diciendo, "quédate en casa", pues hagámoslo con la esperanza activa de contribuir fin de la epidemia, seamos sabios y responsables. Jesús nos muestra el camino de vida definitiva, Dios vence a la muerte y por medio de su Hijo nos invita a que alcancemos la plenitud de esta vida en  familia y comunidad. El camino es el amor, el don de sí y la confianza en este Dios de la vida. Dejemos que Dios nos salve y dispongámonos a ser parte de la salvación de quienes nos rodean facilitándole la vida y produciéndole alegría.

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