EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 2 de septiembre de 2019

MISIÓN POSITIVA

“El Evangelio de Hoy”, Lc 4, 16-30. Lectura del santo evangelio según san Lucas. En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitarán aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo" y' "haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún". Y añadió: «Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos habla en Israel en tiempos del profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»  Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. Palabra del Señor. Reflexión El ministerio de Jesús muestra el cumplimiento de las promesas de Dios. Las obras de bien para los necesitados, acompaña y certifica la predicación positiva y esperanzadora del profeta de Nazaret. Este mensaje no deja igual a quienes lo acogen de corazón. Por eso Jesús invita a la conversión, al cambio de vida y de visión de Dios y de la religión. La profecía del Reino de Dios que se acerca para salvar, comienza con un ministerio de sanación y una muestra clara de la misericordia de Dios acogiendo y perdonando en la persona de su Hijo Jesús. En la vida y la obra de Jesús pasan a un segundo plano la formalidad y la ley estéril para dar paso a la creatividad evangélica que engendra fraternidad, solidaridad, justicia y entrega generosa a favor de los más vulnerables, en nombre de Dios.

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