Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 28 de junio de 2019
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
“El Evangelio de Hoy”:Lc 15, 3-7
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y escribas esta
parábola: "Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no
deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la
encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento;
y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
"¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Les
digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse." Palabra
del Señor.
Reflexión
Celebramos la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús
que se inspira en uno de los símbolos más ricos de la Biblia: el corazón, que
en la mentalidad bíblica es la parte más interior de la persona, la sede de las
decisiones, sentimientos y proyectos. Cuando hablamos del “corazón” de Jesús estamos
hablando de aquello que representa lo más íntimo y personal de Jesús, el centro
interior desde el cual brotan su palabra y sus acciones. En este sentido “el
corazón de Jesús” es una expresión que indica la misericordia y el amor
infinito de Dios tal como se ha manifestado en la persona de Jesús.
La lucha interior en Dios acaba con una decisión en la cual
prevalece el perdón y la misericordia. El corazón de Dios renuncia al castigo.
En lugar de la destrucción merecida por el pueblo, ocurre un vuelco en el
corazón de Dios. La incondicional misericordia de Dios se vuelve contra la
resolución judicial que establecía el castigo y la muerte. El corazón de Dios,
o sea, su libre decisión por el amor se vuelve contra su resolución
encolerizada. Aquella determinación divina en favor de Israel se expresa con
esta frase: “No me dejaré llevar por mi gran ira, no volveré a destruir a
Efraín, porque yo soy Dios, no un ser humano” (Os 11,9). El corazón de Dios es,
por tanto, misericordia y vida en favor de su pueblo. Y así se ha manifestado
plenamente en su Hijo Jesucristo que “ha venido para que tengamos vida y vida
en abundancia” (Jn 10,10).
Esto es lo que la parábola quiere ilustrar; su objetivo
primario es mostrar hasta dónde llega la misericordia de ese Dios a quien Jesús
llama “Padre”, una misericordia que se refleja y se hace concreta en el corazón
de Jesús, o sea en el principio que orienta y determina la conducta de Jesús
frente a los pecadores, frente a los enfermos, y frente a todas y todos los y
las que son marginados por una u otra causa en la sociedad.
Así debemos nosotros reaccionar a favor de los demás siguiendo a Jesús. Buena
fiesta del Corazón de Jesús.
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Oh Jesús gracias por amarnos tanto y por revelar de tantas formas tu ternura y compasión.
ResponderBorrarConfío en ti. Confío a tu misericordia Ecuador y que en el se cumpla tu voluntad.
Bendice a Castos por Amor y a todos los que lo forman. Amén