“El Evangelio de Hoy”: Jn 6, 60-69
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, muchos discípulos de
Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede
hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les
dijo: "¿Esto les hace vacilar?, ¿y si vieran al Hijo del hombre subir a
donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada.
Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de
ustedes no creen. "Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y
quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso les he dicho que nadie puede
venir a mí, si el Padre no se lo concede." Desde entonces, muchos
discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús
les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren marcharse?" Simón Pedro
le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida
eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por
Dios." Palabra del Señor.
Reflexión
Las palabras de Jesús chocan con la mentalidad vigente.
Hace veinte siglos parecía inadmisible que una persona pudiera comunicar un
mensaje tan exigente y tan liberador. Hoy, seguimos en el mismo plan: tratamos
de endulzar las palabras de Jesús para que no hieran nuestros prejuicios. Con
frecuencia queremos convertir la palabra de Jesús en el ejercicio de un
conjunto de ritos. Pero, la palabra de Jesús nos desestabiliza, nos desquicia y
nos lleva a cuestionar la vida diaria.
A veces, incluso, decimos como los discípulos. «Este modo
de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso? No obstante, si queremos
seguir a Jesús, la única respuesta posible es un «sí» rotundo, un «amén»
decidido y generoso. Queremos seguirlo y queremos ser como él. No deseamos
contentarnos con los laureles que nos ofrece el mundo, sino que anhelamos
caminar con el Nazareno la difícil y tortuosa vía del pueblo de Dios en la
historia.
Ahora, muy pocos se atreven a criticar a Jesús de Nazaret,
pero esto no significa que estén de acuerdo con él. Muchas personas hace tiempo
que se «echaron para atrás» y cogieron su propio camino, solamente que se
contentan con llevar en su memoria el recuerdo de un bautismo sociológico y el
aval de las ceremonias religiosas. Pero, para aquellos que anhelamos escuchar
la voz del Maestro, no existe otra respuesta que la de Pedro ante el desafío de
Jesús: « ¿Señor, a quién iremos?, sólo tú tienes palabras de vida eterna».
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