“El Evangelio de Hoy”: Jn
10, 27-30
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Mis ovejas escuchan mi
voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no
perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie
puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno." Palabra del
Señor.
Reflexión
“Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco;
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna”. Jesús no forzó a nadie. Él solamente llama. La decisión de seguirle
depende de cada uno de nosotros. Solo si le escuchamos y le seguimos,
establecemos con Jesús esa relación que lleva a la vida eterna. Nada hay tan
decisivo para ser cristiano como tomar la decisión de vivir como seguidores de
Jesús. El gran riesgo de los cristianos ha sido siempre pretender serlo, sin
seguir a Jesús. De hecho, muchos de los que se han ido alejando de nuestras
comunidades son personas a las que nadie ha ayudado a tomar la decisión de
vivir siguiendo sus pasos.
Sin embargo, ésa es la primera decisión de un cristiano.
La decisión que lo cambia todo, porque es comenzar a vivir de manera nueva la
adhesión a Cristo y la pertenencia a la Iglesia: encontrar, por fin, el camino,
la verdad, el sentido y la razón de la religión cristiana. Y lo primero para
tomar esa decisión es escuchar su llamada. Nadie se pone en camino tras los
pasos de Jesús siguiendo su propia intuición o sus deseos de vivir un ideal.
Comenzamos a seguirle cuando nos sentimos atraídos y llamados por Cristo. Por
eso, la fe no consiste primordialmente en creer algo sobre Jesús sino en
creerle a él.
Cuando falta el seguimiento a Jesús, cuidado y reafirmado
una y otra vez en el propio corazón y en la comunidad creyente, nuestra fe
corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, una práctica
de obligaciones religiosas y una obediencia a la disciplina de la Iglesia. Es fácil entonces
instalarnos en la práctica religiosa, sin dejarnos cuestionar por las llamadas
que Jesús nos hace desde el evangelio que escuchamos cada domingo. Jesús está
dentro de esa religión, pero no nos arrastra tras sus pasos. Sin darnos cuenta,
nos acostumbramos a vivir de manera rutinaria y repetitiva. Nos falta la
creatividad, la renovación y la alegría de quienes viven esforzándose por
seguir a Jesús.
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