“El Evangelio de Hoy”: Lc 18, 1-8
Lectura
del santo evangelio según san Lucas:
En aquel
tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin
desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que
ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una
viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario";
por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni
me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia,
no vaya a acabar pegándome en la cara". El Señor añadió: "Fíjense en
lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le
gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin
tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy se nos
invita a orar sin desanimarnos y sin ponerle fecha a Dios para que nos atienda.
Nosotros somos los necesitados frente al Dios amor. La viuda es el símbolo de
los desprotegidos en el pueblo de Dios, los más pobres e infelices. La única
manera de obtener justicia es por medio de la autoridad de una instancia
judicial. Y ya nosotros sabemos bien cómo está funcionando la
justicia humana hace tiempo, y cada día peor. La corrupción y la impunidad
han dado al traste con los sistemas de justicia de los pueblos.
La Historia de
la Salvación recogida como experiencia de fe en nuestra Sagrada Escritura, nos
enseña cómo reaccionar frente a una realidad desprotegida e injusta. En la
Biblia el ‘temor de Dios’ y el respeto a la humanidad son sinónimos de la
justicia como único remedio eficaz contra la violencia con la que se busca
hacer prevalecer los intereses de un grupo sobre el bien de la mayoría. Pero,
cuando las virtudes del juez y las convenciones humanas fallan, el único
recurso que queda es el de la resistencia en la pertinaz exigencia de la
justicia, porque, si se acude a la violencia con los propios recursos, se cae
en el juego del adversario. El mensaje de Jesús insiste en la capacidad de
resistencia, tenacidad y paciencia de sus seguidores, capacidad que los lleva
no sólo a sobreponerse a la adversidad, sino a dar una respuesta serena y
creativa a los límites que imponen las conveniencias sociales.
Hoy más que
nunca necesitamos actuar con sabiduría. No podemos dejarnos llevar por las
pasiones y los enfados incontrolados. Exigir justicia una y otra vez como la
viuda del evangelio, no cansarnos de decir la verdad y buscar la justicia a
través de medios adecuados. Dios nos sostenga en nuestras búsquedas.
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