EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 2 de octubre de 2017

PERMITIR HACER EL BIEN

"El Evangelio de Hoy”: Lc 9, 46-50

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: "El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. El más pequeño de ustedes es el más importante".
Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir". Jesús les respondió: "No se lo impidan: el que no está contra ustedes, está a favor de ustedes". Palabra del Señor.

Reflexión

Hacer el bien, profetizar, echar demonios, en nombre de Jesús, no es una tarea limitada a un grupo de seguidores ni a una iglesia, ni a nadie. Será siempre una acción positiva, hágala quien la haga. Mejorar la vida, sanarla, luchar por una sociedad más humana y alegre forma parte de la vivencia de la espiritualidad cristiana. Nadie tiene que controlar el bien pues lo que hace es aportar vida. “No se lo impidan: El que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.

Reivindicar la exclusividad sobre Jesús se aplica practicando exclusivamente el bien: …el que quiera ser primero, que sea el último de todos... Lo  que estamos llamados a destacar no son las teorías y discursos sobre Jesús y su seguimiento sino las prácticas que él nos inspira, las iniciativas a las que nos impulsa su Espíritu y la creatividad emanada de la fe en su proyecto de Reino de Dios. Contrario a todo esto está la corriente social de cada época que nos arrastra a valorar en primer lugar lo que está de moda. Tenemos que mantenernos unidos a nuestro Maestro, a su manera de reaccionar frente a cada caso, frente a cada persona y su necesidad. Poner en primer plano la acogida a los demás para ver en qué le puedo servir.

Hacer el bien, acoger al pequeño, al que no tiene con qué pagarnos es sinónimo de hacer la voluntad de Dios, experimentándolo como Padre Misericordioso. A esta manera de pensar de Jesús se oponen sus adversarios, que le recuerdan los preceptos sabáticos, considerados como la máxima expresión de religiosidad. Jesús les responde con su acción al hacer prevalecer la obra de Dios por encima de consideraciones religiosas. Hoy nos toca a nosotros como comunidades cristianas poner el bien común y el bien de la humanidad por encima, valorar más a las personas y menos sus bienes materiales.

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