EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 18 de septiembre de 2017

NI EN ISRAEL HE ENCONTRADO TANTA FE

“El Evangelio de Hoy”: Lc 7, 1-10

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaum. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga". Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace". Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía dijo: "Les digo que ni en Israel he encontrado tanta fe". Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano. Palabra del Señor.

Reflexión

Este texto del Evangelio de Lucas quiere resaltar la apertura de Jesús hacia todo tipo de gente, ya sean practicantes de la religión de Jesús o no. Muestra con este tipo de gestos que Dios no hace diferencia entre las personas sino que ama y acompaña a toda persona que libremente acepta su presencia. La pertenencia a una religión o a una manera de vivir la fe en Dios ayuda en cuanto nos muestra un camino a recorrer junto a otras personas que nos acompañan y comparten nuestras experiencias. Como ya la medicina de su tiempo no podía hacer nada por su enfermo, el centurión lo deja en manos de Jesús.

El cristianismo debe, al igual que Jesús, cultivar esa capacidad de admirar las muestras de fe que se manifiestan de manera destacada en personas no practicantes de religiones, pero que viven los valores del evangelio de manera excepcional. La fe no es una cuestión de rituales o de partidas de bautismo, sino de poner la vida al servicio de los demás en los gestos de la vida cotidiana. Somos invitados a vivir nuestra fe y nuestra pertenencia a la Iglesia de manera profunda e integral, buscando y practicando el bien como Jesús lo hizo y lo hace hoy.

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