“El Evangelio de Hoy”: Jn 6,51-58
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el
pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los
judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces
Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre
y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo
por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que
ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;
el que come este pan vivirá para siempre." Palabra
del Señor.
REFLEXION
El que coma de este pan, vivirá para siempre. Celebramos
hoy el “Jueves corpus”, “Santísimo cuerpo y Sangre de Cristo”. ¿Cuál es nuestra
calidad de vida? Queremos mejoría y crecimiento. Pero con frecuencia andamos
equivocados. Creemos que nuestra
vida mejora cuando mejora nuestro medio de transporte, nuestros
electrodomésticos o nuestro lugar de residencia. Y, sin embargo, no es
así. Se puede tener casi toda la «calidad de vida» que nos ofrece esta
sociedad, y no saber vivir. Naturalmente, intentamos llenar nuestro «vacío de
vida», rellenándolo de placer, agitación, codicia. Nos queremos llenar de
cosas, pero las cosas son incapaces de darnos vida.
No encontraremos nuestra verdadera felicidad si no
retornamos a los valores evangélicos más hondos: la sencillez, la sobriedad, la
solidaridad con todos, la acogida a los pequeños, la amistad sincera, el
encuentro gozoso con Dios. Jesús puede infundir de nuevo en nosotros un deseo
inmenso de vivir. Un deseo nuevo de verdad, belleza, plenitud. Él puede ayudarnos
a descubrir de manera nueva la vida, el amor, las relaciones humanas, la
esperanza. Él puede abrir horizontes nuevos a nuestra libertad. Puede despertar
en nosotros nuevas aspiraciones de generosidad. Puede acrecentar nuestra
capacidad de aceptar riesgos por la justicia y la verdad.
De manera que cuando Jesús dice el que coma de este pan
vivirá para siempre, está refiriéndose a su vida misma, a su manera de vivir, a
su calidad en las relaciones con los demás. Jesús no da cosas, se da él mismo
en lo esencial. No vamos a encontrar en él ante todo una doctrina, ni una
moral, ni una filosofía. Vamos a encontrarnos con un acontecimiento capaz de
dar nueva vida a nuestra existencia: Dios compartiendo la aventura de nuestro
diario vivir. ¿Seremos capaces de «alimentarnos de Jesús”?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario