EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 25 de mayo de 2017

SU TRISTEZA SE CONVERTIRÁ EN ALEGRÍA

“El Evangelio de Hoy”: Jn 16, 16-20

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver." Comentaron entonces algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver", y eso de "me voy con el Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Están discutiendo de eso que les he dicho: "Dentro de poco ya no me verán, pero poco más tarde me volverán a ver"? Pues sí, les aseguro que llorarán y se lamentarán ustedes, mientras el mundo estará alegre; ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría." Palabra del Señor.

Reflexión

Qué bueno creer en esta promesa de Jesús: nuestra tristeza se convertirá en alegría. Hay mucha gente esperando la alegría. Claro que también hay muchos testimonios vivientes  de personas por todo el mundo que nos cuentan cómo y cuánto ha cambiado su vida. Hablan también de la alegría y gratitud sentida hacia Dios y los demás. No olvidemos que  en estos textos del evangelio de San Juan Jesús se está despidiendo de sus discípulos a los que le promete enviarles al Espíritu Santo que le acompañará e iluminará en lo adelante en su misión de anunciar el Reino. La mejor manera de creer en esta promesa de Jesús es siguiendo sus pasos, viviendo a su estilo en medio de nuestra realidad.

Hay muchas personas que creen que nacieron para sufrir, para la tristeza eterna pero eso no es  verdad. Ciertamente en la vida nos llegan muchas situaciones desagradables y sufrientes, enfermedades, problemas, la muerte. El Evangelio de Juan plantea esta realidad como camino obligatorio para seguir radicalmente al Maestro, ya que, para producir fruto abundante, la semilla tiene que morir; por tal razón Jesús habla sobre su propia muerte, advierte a sus discípulos que la tristeza los invadirá; pero los alienta diciéndoles que no será duradera, pues él vendrá prontamente. Su entrega total a la humanidad fue recompensada por Dios con la resurrección.

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