EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 16 de agosto de 2016

LOS CRISTIANOS Y LOS BIENES MATERIALES

 “El Evangelio de Hoy”: Mt 19, 23-30

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Créanme; difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Créanme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros".  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN


Encontramos en este texto una síntesis de la enseñanza de Jesús sobre el uso que le damos a los bienes materiales. El centro indiscutible lo debe ocupar Dios en la vida de los que creemos en él, y no los bienes pasajeros. Al hablar de lo ricos Jesús contrapone el apego  total a los bienes a la utilización de los recursos libremente. Somos llamados a vivir nuestra relación con los bienes materiales en toda libertad, sabiéndolos utilizar, pero también sabiendo renunciar a ellos cuando caemos en sus cárceles de dominación y sometimiento. Jesús dice no al acaparamiento, a la codicia, a la explotación, para poder valorar a Dios y saber depositar en él nuestra confianza. El problema es que nos dejamos llenar los ojos con el poder que nos proporciona el dinero y los bienes en general. ¿A qué deberíamos renunciar hoy los discípulos y discípulas de Jesús? 

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