Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
sábado, 30 de julio de 2016
ESE ES JUAN BAUTISTA
“El Evangelio de Hoy”: Mt 14,1-12
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus
ayudantes: "Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y
por eso los poderes actúan en él." Es que Herodes había mandado prender a
Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer
de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con
ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por
profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de
todos, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera. Ella,
instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la
cabeza de Juan Bautista." El rey lo sintió; pero, por el juramento y los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la
llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron
a contárselo a Jesús. Palabra del Señor.
Reflexión
La naturaleza de un profeta es el ejercicio de la
palabra y el testimonio en nombre de Dios. Por eso lo primero será siempre
escuchar la voz de Dios para poder transmitirlo a su pueblo. Es lo que llamamos
la mística profética. El discernimiento de la voluntad de Dios no es una tarea
fácil ni cómoda pues la esencia de Dios es dinámica, llena de vida y
creatividad. Es más fácil aprender a Dios y tallarlo en una imagen fija. Pero
ese no será el verdadero Dios. Dios será siempre nuevo y renovador de todas las
cosas en su acción de creador.
Juan Bautista es profeta, busca a Dios, lo escucha
en la dureza del desierto y de la austeridad personal, y lo predica como una
invitación al cambio, a la conversión, a la novedad que encamine a la verdad y
a la justicia. Desde esa posición encuentra problema sobre todo en las esferas
del poder y las intrigas sociales. La voz del Bautista sonó repetidas veces denunciando
el adulterio de Herodes y Herodías. El adulterio de Herodes simboliza el
adulterio del pueblo para con Dios. La instigación de Herodías es igual a la
que ejercerán las autoridades religiosas para acusar a Jesús ante Pilatos. Y la
muerte del Bautista anticipa la de Jesús a manos de las autoridades religiosas
y políticas de Roma e Israel. Así terminan los profetas cuando asumen su misión
como una vocación de servicio y entrega.
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