Lectura del
santo evangelio según san Mateo:
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor,
Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad
de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor,
¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos
hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé:
"Nunca los he conocido. Aléjense de mí, malvados."
El que escucha
estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente
que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron
los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba
cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en
práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó
la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la
casa, y se hundió totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la gente
estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como
los escribas. Palabra del Señor.
Reflexión
Mateo recoge
una parábola en la que subraya que ser cristiano es «escuchar» y «poner en
práctica» las palabras que vienen de Jesús. No hay otra manera de construir una
Iglesia de seguidores ni un mundo mejor. Si no se da esto, nuestro cristianismo
es «insensato». No tiene sentido. Esto es lo primero que hay que cuidar en la
comunidad.
La parábola es
una grave advertencia y nos obliga a preguntarnos si estamos construyendo la
Iglesia de Jesús sobre roca, escuchando y poniendo en práctica sus palabras, o
si estamos edificando sobre arenas inseguras que no poseen la solidez ni la
garantía del evangelio.
El Evangelio
nos invita a hacer un
examen de conciencia en nuestras comunidades y en la Iglesia, a todos los
niveles, para cuestionar falsas seguridades y poner nombre concreto a la falta
práctica de Evangelio. No basta confesar a Jesús «Señor», «Señor» si no hacemos
la voluntad del Padre, si no amamos, sirviendo a los más empobrecidos por las
prácticas globales antievangélicas y antihumanas que la sociedad ha adoptado.
Es hora de cambiar nuestra manera de practicar la fe, tenemos que apuntar hacia
la transformación de todo lo que disminuye o lesiona la vida. Así lo hizo Jesús
actuando con autoridad. Nosotros somos sus seguidores, debemos ser sus continuadores
en el hoy de nuestra historia.
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