“El Evangelio de Hoy”: Jn 6, 30-35
Lectura
del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo,
dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos
en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: "Les dio a comer pan del cielo." Jesús les
replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino
que es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios
es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron:
"Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy
el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí
nunca pasará sed." Palabra del Señor.
Reflexión
Como
decíamos ayer, Jesús se da como comida eficaz y trascendente. No es que ofrece
alimento, es que se entrega él mismo para fortalecernos. Creyendo en Jesús
reinterpretamos todo lo que nos llega en la vida, al modo de él. Lo que para
otros puede constituir una mera e inaceptable desgracia, para
nosotros, al estilo de Jesús, puede ser un medio de crecimiento y madurez en la
fe, la confianza y la entrega. Ser cristianos significa seguir a Jesús y así
vivió él su historia, sin alienaciones, sin ingenuidades, con sus pies y su
corazón bien puestos en la tierra, pero en conexión profunda y permanente con
Dios. Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree
en mí nunca pasará sed."
Esta
afirmación de Jesús nos puede parecer un sinsentido en un mundo donde mueren
miles de personas a diario por falta de comida y donde, al mismo tiempo, se
tira, descaradamente en los zafacones, miles de toneladas de alimentos. Ser pan
de vida hoy, significa saciar nuestra hambre de Dios con el pan de la Palabra,
el pan del testimonio y el pan de la misión; significa aceptar la comunicación
divina para crear nuevas relaciones comprometidas con la vida, con el amor, con
la entrega, con el servicio a los demás. Nadie pasa hambre en un mundo de
hermanos y hermanas, todo se comparte y sobra… Nos falta creer y vivir lo que
creemos. Somos invitados a avanzar. Acojamos esta invitación con alegría y
gratitud. Jesús resucitado nos acompaña y anima.
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