« El Evangelio de Hoy ». Jn 13, 31-33a. 34-35
Lectura del santo evangelio según san Juan:
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo
Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en
él. Si Dios es
glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con
ustedes.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen
unos a otros; como yo los he amado, ámense también entre ustedes. La señal por
la que conocerán todos que son discípulos míos será que se aman unos a otros." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La mayoría de las veces llamamos amor al contacto fugaz y trivial de
dos personas que se «disfrutan» mutuamente vacías de ternura, afecto y mutua
entrega. Otras veces, el amor se confunde con una hábil manera de someter a otro a
sus intereses ocultos y sus satisfacciones egoístas. No pocos creen vivir el
amor cuando sólo buscan un refugio y un remedio para una sensación de soledad
que, de otro modo, les resultaría insoportable.
En el Evangelio de hoy Jesús nos dice que
« la señal por la que conocerán que son discípulos míos, será que se aman
unos a otros». Los cristianos estamos llamados a distinguimos por nuestro estilo de amar
que tiene como criterio y punto de referencia el modo de amar de Jesús. Un amor
desinteresado, que sabe acoger y ponerse al servicio del otro, sin límites ni
discriminaciones. Un amor que sabe afirmar la vida, el crecimiento, la libertad
y la felicidad de los demás.
Esta es la tarea gozosa del creyente en
esta sociedad donde se falsifica tanto el amor. Desarrollar nuestra capacidad
de amar siguiendo el estilo de Jesús. Siguiendo a Jesús, nuestro camino descubriremos que sólo
el amor hace que la vida merezca ser vivida y que sólo desde el verdadero amor
es posible experimentar la gran alegría de vivir.
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