EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 1 de enero de 2016

SANTA MARIA MADRE DE DIOS. AÑO NUEVO.

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 2, 16-21

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción. Palabra del Señor.

Reflexión: 

Litúrgicamente, hoy es la fiesta de «Santa María Madre de Dios», entiéndase, madre de Jesús. Pero hoy es también el primer día del año civil, « ¡Año Nuevo!», primer viernes del mes en que recordamos y celebramos el gran amor que Dios nos tiene, y la Jornada Mundial por la Paz, que aunque originalmente es una iniciativa eclesiástica católica, ha alcanzado una notable aceptación en la sociedad, gozando ya de un cierto estatuto civil. El Papa nos ha invitado a profundizar con el tema: “Combate la indiferencia y construye la paz”.

Bendigamos al Señor por todo lo que hemos vivido hasta ahora, y por el nuevo año que pone ante nuestros ojos. Pero sobre todo aceptemos la bendición de Dios. Año nuevo, vida nueva. La bendición o benevolencia de Dios para los seres humanos da un gran paso: Dios ya no bendice con palabras, ahora bendice a todos los seres humanos y aun a toda la creación, con la misma persona de su Hijo, que se hace hermano de todos y todas. Y nadie queda marginado de su amor.

Seguimos disfrutando de la Navidad, tiempo en el que la ternura, el amor, la fraternidad, el cariño familiar... se nos hace más palpable que nunca. Todo ayuda a ello en este tiempo todavía de Navidad. Dejemos anidar estos sentimientos en nuestro corazón, para que perduren a lo largo de todo el año. Al comenzar el año, al poner el pie por primera vez en este nuevo regalo que el Señor nos hace en nuestra vida, vamos a agradecerle con todo el corazón la alegría de vivir. Feliz año nuevo.

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