Martes 3 de noviembre del 2015.
Lectura del santo
evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo,
uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete
del reino de Dios!"
Jesús le contestó:
"Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del
banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está
preparado."
Pero ellos se
excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo
que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco
yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo:
"Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir."
El criado volvió a
contárselo al amo.
Entonces el dueño
de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y
calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los
cojos."
El criado dijo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces
el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que
entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos
convidados probará mi banquete." Palabra del Señor.
Reflexión.
Seguro que nosotros también tenemos nuestras prioridades inmediatas en la vida. Tenemos
nuestros hábitos y nuestras costumbres. ¿Qué lugar ocupa la fe en nuestras
prioridades? El Evangelio de Hoy nos invita a no dejar la invitación de Dios para cuando no tengamos
nada más que hacer. El Reino de Dios es para nosotros. El Reino de Dios nos conviene
más que cualquier otra cosa. Metamos en nuestra práctica cotidiana y en
nuestras agendas diarias las tareas a realizar para nuestra participación en el
Reino de Dios. Dios nos regala gratuitamente esta oportunidad pero tiene que
ser conscientemente aceptada por nosotros y practicada sin demora. Nuestros
hermanos y hermanas nos esperan para que les sirvamos y les brindemos nuestro
cariño y ternura.
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