“El
Evangelio de Hoy”: Lc 11, 27-28
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo,
mientras hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz
diciendo: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron!" Pero él repuso: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la
Palabra de Dios y la cumplen!" Palabra del
Señor.
Reflexión
Las
bienaventuranzas son una forma especial de bendición, que se volvió distintivo
de las primeras comunidades cristianas. Pero, mientras en el ambiente de la
época se consideraba una bendición la riqueza, la fuerza física, el poder
político, el origen racial o la nobleza de cuna, la comunidad cristiana valoró
como bendición el amor universal, la solidaridad con los pobres y excluidos y
la capacidad de discernir la voluntad de Dios en la escucha de la Palabra.
La mujer que
interrumpe y aclama a Jesús bendice a la familia en la que él nació y,
ciertamente, su hogar de proveniencia debió ser un lugar muy especial, en el
que se cultivaron de manera extraordinaria todos los valores que después él
propuso a toda la humanidad.
Pero la
bendición que Jesús nos propone es la del cultivo asiduo de su palabra,
escuchada en clima de oración y vivida en ambiente de comunidad. La vida
cristiana ha desarrollado dos métodos complementarios de lectura orante de la
Palabra: la “Lectio Divina” y la “Lectura Comunitaria y Pastoral de la Biblia”.
Tenemos la bendición de Jesús, y la Iglesia nos proporciona algunos métodos de
lectura y de oración: ¿A qué esperamos, para hacer de la Palabra el centro de
nuestra vida?
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