“El Evangelio de Hoy”: Lc 10, 13-16
Lectura del
santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo
dijo Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que en ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza. Por eso el juicio les
será más llevadero a Tiro y a Sidón que a ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas
escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a ustedes les escucha, a mí me
escucha; quien a ustedes les rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí,
rechaza al que me ha enviado". Palabra del
Señor.
Reflexión
Jesús ha enviado a los 72 que
representan al conjunto de creyentes que asume su papel de discípulos y
discípulas. Les advierte sobre la posibilidad de que esta misión sea
rechazada y generar incomprensiones y conflictos.” No sería la primera vez que esto
ocurra. De ahí el ejemplo de las ciudades de Corozaín y de Betsaida donde se
había desarrollado un gran esfuerzo profético y misionero sin que se abrieran
al anuncio de salvación de parte de Dios, sino que continuaron con su
religiosidad formal sin dar ningún signo de conversión a favor de la justicia y
de la fraternidad.
El evangelio nos invita a reconocer que, si bien la misión cristiana se identifica
plenamente con la paz, fruto del amor universal y de la justicia, sin embargo,
la respuesta puede ser negativa, debido principalmente a la mentalidad legalista
y a la legitimación de la violencia institucional.” Somos invitados a ser críticos frente a toda tradición para
intentar evitar perdernos en la práctica de una religiosidad desprovista de
Dios, de su amor por los necesitados
y su vivencia constante de compasión y misericordia.
Recordemos lo fácil que resulta caminar con la gente donde ella va, sin tomar conciencia de
lo que verdaderamente nos pide Dios en cada coyuntura histórica. Nosotros nos
escandalizamos cuando escuchamos los relatos evangélicos que narran el proceso
de juicio, condena y ejecución de Jesús en la cruz, “un hombre tan bueno”. No
nos descuidemos. Fácilmente podemos caer en lo mismo. Lo primero y más
importante no es cuidar nuestras instituciones ni guardar nuestro prestigio. Asumamos
la práctica de lo que Jesús nos ha revelado como camino de salvación: el amor
al prójimo como Dios mismo nos ama. No nos sorprendamos de los rechazos
recibidos ni nos descuidemos de vivir lo que nosotros creemos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario