EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 17 de septiembre de 2015

EL PERDÓN REGENERA LA VIDA

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 7, 36-50

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se le perdona, poco ama". Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados". Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN  

En el fondo de este texto sigue estando el amor. El de la mujer que se muestra muchísimo más atenta y detallista con Jesús, y sobre todo, el amor de Jesús que da la Buena Noticia del Perdón y de la salvación a esta pecadora que busca una nueva vida. El tema del perdón de los pecados fue uno de los elementos de conflicto frente a la concepción farisaica de la salvación. Según los fariseos, únicamente Dios es quien perdona los pecados. Como lo muestra el relato, Jesús perdona los pecados y tiene una idea diferente sobre el tema. Si nosotros somos tan escasos en perdonar es por nuestra mezquindad y tacañería hasta para esto. El argumento de Jesús se basa en el perdón de las deudas. El pecado es, de alguna forma, una deuda que se contrae. Perdonar los pecados se asimila a perdonar las deudas. A quien más se le perdona, más amará.

Si aplicamos este evangelio a nuestra sociedad violenta, rencorosa y vengativa, deberíamos reaccionar con mayor creatividad ante la eficacia del perdón, cuando lo otorgamos como expresión del amor fraterno. Así vivido, el perdón es capaz de generar nuevas conductas basadas en un amor que respeta la dignidad de las personas y construye auténtica justicia, paz y armonía. Somos invitados a pasar de los prejuicios que condenan y la justicia que castiga, al amor regenerador e inspirador de cambios profundos. Dios nos ayude a aprender de Jesús esta lógica de vida fraterna.

Queda claro que el perdón viene de Dios gratuitamente, de su amor misericordioso que toma la iniciativa de perdonar y así provoca el arrepentimiento humano, al sentirse acogido. El amor mostrado por esta mujer es señal de que acepta el perdón y está dispuesta a cambiar de vida como agradecimiento. Así como el pecado se explica como un rechazo de Dios y de su amor, la conversión se muestra con el agradecimiento y con el amor a Dios y al prójimo. El perdón de Dios no consiste en un borrón y cuenta nueva, sino en una invitación, una liberación y una capacitación para entrar en una nueva relación con Dios basada en el amor. Escuchemos y demos un puesto preferente a Jesús en nuestra vida.

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