“El Evangelio de Hoy” Mt 22, 34-40
Lectura del santo
evangelio según san Mateo:
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho
callar a los saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para
ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la
Ley?" El le dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y
primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti
mismo".
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los
Profetas. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Para Jesús, el amor a
Dios y el amor al prójimo son inseparables. El amor a Dios y el amor al prójimo
son dimensiones fundamentales, dice Jesús a los fariseos que intentan ponerlo a
prueba. A nosotros nos toca hoy buscar la manera de articular la práctica de
esta exigencia de fe en la vida diaria. A quienes creen que todo lo saben y
quieren poner en apuros a Jesús, Él le recuerda el mandato que
repetían los judíos al recitar la oración del Shemá, al comienzo y al final del
día, pero enseguida añade otro mandato que está recogido en el libro del
Levítico (Levítico 19, 18) sobre el amor al prójimo.
Este mandamiento
nos exige más que cumplimientos formales, vivir profundamente en relación con
Dios y con los que diariamente comparten nuestra existencia. Cuando elijamos
uno sólo de estos dos amores los perderemos los dos pues son inseparables. Al
Dios de Jesús y de La Biblia no se le encuentra desinteresándose del
prójimo. El amor lo relativiza todo. Si un precepto no se deduce del amor
o va contra el amor, queda vacío de sentido, no sirve para construir la vida
tal como Dios la quiere. ¿Qué muestra en mi vida, mi amor a Dios y a los que me
rodean?
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