EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 25 de junio de 2015

EL QUE ESCUCHA ESTAS PALABRAS MÍAS...

“El Evangelio de Hoy”: Mt 7,21-29

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca los he conocido. Aléjense de mí, malvados."
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas. Palabra del Señor.

Reflexión

San Mateo recoge una parábola en la que subraya que ser cristiano es «escuchar» y «poner en práctica» las palabras que vienen de Jesús. No hay otra manera de construir una Iglesia de seguidores ni un mundo mejor. Si no se da esto, nuestro cristianismo es «insensato». No tiene sentido. Esto es lo primero que hay que cuidar en la comunidad.

La parábola es una grave advertencia y nos obliga a preguntarnos si estamos construyendo la Iglesia de Jesús sobre roca, escuchando y poniendo en práctica sus palabras, o si estamos edificando sobre arenas inseguras que no poseen la solidez ni la garantía del evangelio.


El Evangelio nos invita a  hacer un examen de conciencia en nuestras comunidades y en la Iglesia, a todos los niveles, para cuestionar falsas seguridades y poner nombre concreto a la falta práctica de Evangelio. No basta confesar a Jesús «Señor», «Señor» si no hacemos la voluntad del Padre, si no amamos, sirviendo a los más empobrecidos por las prácticas globales antievangélicas y antihumanas que la sociedad ha adoptado. Es hora de cambiar nuestra manera de practicar la fe, tenemos que apuntar hacia la transformación de todo lo que disminuye o lesiona la vida. Así lo hizo Jesús actuando con autoridad. Nosotros somos sus seguidores, debemos ser sus continuadores en el hoy de nuestra historia. Que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro interceda por nosotros y nos inspire el modo de aceptar el amor de Dios e ir a socorrer a nuestros hermanos y hermanas. 

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