EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

PERSEVERANCIA

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 21, 12-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Les echarán mano, los perseguirán, estregándolos a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas". Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús y su grupo se encuentran muchos enemigos pues sus palabras y sus gestos ponen en evidencia las injusticias y las mentiras de los actores poderosos locales con sus instituciones y de los invasores imperiales que le dirigen desde Roma. San Lucas nos recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio. No se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo reacciones defendiéndose, resistiendo y luchando por permanecer vigente. Vivir la verdad, buscar esta verdad dignificante y humanizante, choca frontalmente contra una clase social poderosa que se alimenta de las injusticias y de los abusos contra todo un pueblo. La respuesta de la institución es radical y genocida: odio, persecución, encarcelamiento y muerte.


El mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas; el gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar siendo parte de lo que quería cambiar. Una buena alternativa para el cristianismo es dejar que Jesús nos dé nuevamente la prudencia y la elocuencia de su Palabra. Volver una y otra vez a la fuente, vivir la perseverancia de manera serena como quienes vivimos en Cristo para siempre. El asunto es que no siempre creemos en las Palabras y en las prácticas de Jesús y terminamos convirtiéndonos nosotros a la cultura y a la práctica de nuestra sociedad en vez de buscar cambiar esa cultura de muerte y esa práctica injusta de nuestra sociedad. Cuando peor nos sintamos recordemos estas palabras del Señor: “Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas".

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