“El Evangelio de Hoy”: Lucas 11,1-4
Lectura
del santo evangelio según san Lucas:
Una
vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos,"
Él les dijo: "Cuando oren digan: "Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no
nos dejes caer en la tentación." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Creo que lo primero que debemos
preguntarnos, para la reflexión de hoy, es ¿Qué valor tiene la oración para
nosotros? ¿Sentimos necesidad de orar? ¿Qué hemos aprendido sobre la oración y
orando? Los primeros discípulos de Jesús sintieron la necesidad de aprender de
él a orar. Seguro que ellos tenían una práctica de oración pero querían
apropiarse la oración de Jesús, la encontraban consistente, confiada, familiar,
afectiva, efectiva y confiada. Los discípulos habían visto muchas veces a Jesús
que se apartaba a orar. La oración implica un aprendizaje y una actitud de
disposición, para que no se quede ni en una mera repetición de palabras ni
distante de la vida cotidiana. La oración supone entrar en diálogo y comunión
con Dios, pero no en las nubes, sino en la realidad concreta donde puede
acontecer la llegada de su Reino. La oración nos impulsa a vivir en comunión
con los hermanos y tomamos conciencia del valor de nuestras necesidades
vitales. Involucramos a Dios en la gestión de satisfacer nuestras necesidades: “danos
cada día el pan de mañana”.
Reconocemos que tenemos hermanos que al igual que nosotros necesitan vivir dignamente y pedimos
perdón por nuestro egoísmo o falta de compartir, por nuestros acaparamientos.
Así que hoy tenemos otra ocasión para pedir a Jesús, junto a sus primeros
discípulos, “Señor, enséñanos a orar”.
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