EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 1 de junio de 2013

¿CON QUÉ AUTORIDAD?

“El Evangelio de Hoy”: Marcos 11,27-33 Lectura del santo evangelio según san Marcos: En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?" Jesús les respondió: "Les voy a hacer una pregunta y, si me contestan, les diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme." Se pusieron a deliberar: "Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le han creído?" Pero como digamos que es de los hombre..." (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.) Y respondieron a Jesús: "No sabemos." Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto." Palabra del Señor. Reflexión En el evangelio de hoy Jesús se enfrenta a las autoridades del pueblo. Ellos pretenden restarle importancia ridiculizando sus acciones en el Templo. Jesús había expulsado a los cambistas y a los vendedores del Templo de Jerusalén y pidió respeto para ese lugar de oración. Las autoridades mantenían el dominio de la casa de Dios a base de normas rígidas e impuestos exagerados que constituían una gran carga para los humildes. Con sus preguntas a Jesús, tratan de cuestionar su origen humilde, su reconocimiento como profeta y su prestigio ante el pueblo. Jesús responde con otra pregunta, tan aguda como inesperada. Les plantea un dilema, que desarma las pretensiones de los grupos oficiales y recupera el valor de Juan Bautista, un hombre muy significativo para el pueblo. Ojalá no deba el Señor cuestionarnos también a nosotros por no haber escuchado el mensaje de sus profetas de hoy. El valor profético del Bautista le viene de su fe y es reconocido por las mujeres y los hombres de fe. La humanidad de Jesús revela su autoridad: "Jesús fue tan profundamente humano, que un humano así sólo podía ser Dios". Los cristianos seremos ante el mundo gente con autoridad cuando nuestra experiencia del Dios de Jesús transforme nuestro entorno mediante un estilo de vida como el de Jesús. Una vida profundamente coherente, libre, con sentido crítico, arriesgada, apasionada por la verdad y la justicia, de hondas convicciones y llena de madurez y de equilibrio... puesta al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados en todos los sentidos de la palabra.

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