EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 21 de mayo de 2013

"QUIEN QUIERA SER EL PREMERO QUE SEA EL ÚLTIMO"


 “El Evangelio de Hoy”: Marcos 9,30-37

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado." Palabra del Señor.

 
Reflexión


Hay una gran diferencia entre lo que Jesús trata de enseñarles a sus discípulos y lo que a ellos les preocupa. Ellos buscan importancia social mientras que Jesús habla de entrega, de muerte y resurrección. Para los discípulos, el mesianismo es signo de poder y de dominación pero para Jesús es signo de perdón de muestra de la presencia de un Dios que salva y da vida a todos y a todas.  Jesús sólo piensa en servir, pero ellos sólo piensan en mandar. Jesús procura bajar, pero ellos quieren subir. Creo que en la Iglesia hemos sufrido de esta enfermedad durante largos períodos. Tenemos un gran mensaje que transmitir a nuestra sociedad, pero debemos hacerlo con mucha humildad, no buscando dominar a nadie. Una propuesta poderosa que sana y salva, pero desde el servicio desinteresado, muy especialmente a los más necesitados. Se trata de descender y servir a los excluidos y a los pequeños. De ahí el ejemplo del niño a quien se acoge sin esperar de él ninguna recompensa. Quien acoge a los más necesitados en nombre de Jesús acoge al propio Dios. Demos gracias a Dios por estar pendiente de nosotros y pidámosle que nos ayude a estar al servicio de quienes nos necesitan.

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