Lunes 27 de mayo del 2013. “El Evangelio de Hoy”: Marcos 10,17-27
Lectura del santo evangelio según san
Marcos:
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al
camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro
bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó:
"¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los
mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro,
todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con
cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el
dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme." A
estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus
discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de
Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
"Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su
confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una
aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y
comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó
mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo
puede todo." Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio de
Hoy nos presenta a este hombre que llega corriendo hasta Jesús, preocupado por
la vida eterna. Materialmente tenía su problema resuelto, le falta asegurar la
eternidad. Es un hombre cumplidor de su religión y su ley pero parece no
contento ni seguro con eso, por eso está en búsqueda. Jesús lo recibe con
alegría y lo sitúa frente a su prójimo y le invita a seguirle en su proyecto
humanizador. Pero para esto tendría primero que deshacerse de sus riquezas
dándosela a los pobres y no está dispuesto a esto, se siente cómodo con sus bienes
y no está dispuesto a pasar trabajo. Así que renuncia a seguir a Jesús y se
marcha triste.
¿Cuál es nuestra
situación económica? ¿Qué tenemos, qué nos falta?¿Qué nos impide seguir a Jesús?
Hace rato que se habla de crisis. ¿Qué hacemos nosotros los creyentes como
combate contra las crisis? La crisis económica nos está invitando a los
seguidores de Jesús a dar pasos hacia una vida más sobria, para compartir con
los necesitados lo que somos y lo que tenemos. Revisemos nuestra relación con
el dinero: ¿Qué hacer con nuestro dinero? ¿Para qué ahorrar? ¿En qué invertir?
¿Con quiénes compartir lo que no necesitamos? Luego revisemos nuestro consumo
para hacerlo más responsable y menos compulsivo y superfluo: ¿Qué compramos?
¿Dónde compramos? ¿Para qué compramos? ¿A quiénes podemos ayudar a comprar lo
que necesitan?
Es casi seguro
que no podremos realizar gestos heroicos, pero si damos pequeños pasos en esta
dirección, conoceremos la alegría de seguir a Jesús contribuyendo a hacer la
crisis de algunos un poco más humana y llevadera. Si no es así, nos sentiremos
buenos cristianos, estaremos “cumpliendo” los mandamientos de Dios y la
Iglesia, pero a nuestra vida y a nuestra religión le faltará alegría, confianza
y paz. La vida eterna es un don de Dios. Solo se asegura amando de manera
concreta a quienes nos rodean y trabajando por un mundo más humano y fraterno.
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